Los vecinos de Joe no podían dejar de notar el creciente número de niños que llegaban a su casa cada mes. Aunque la comunidad admiraba su generosidad, corrían rumores sobre la inusual frecuencia de las nuevas incorporaciones a su familia. La gente especulaba sobre sus motivos, pero nada les preparaba para la verdad que pronto saldría a la luz. Una llamada de sus propios hijos al 911 lo cambió todo.
El primer niño que Joe adopta es un niño de diez años llamado Timmy, que había estado entrando y saliendo de hogares de acogida. Timmy, con sus ojos esperanzados y su sonrisa cautelosa, se encariña enseguida con Joe. "Ahora estás a salvo", le dice Joe acariciándole suavemente la espalda. Cuando Timmy se instaló en su nuevo hogar, no pudo evitar una sensación de estabilidad que nunca había conocido.